Cuando era niña, era muy contenta. Yo nací y crecía en las Filipinas hasta tenía siete años; específicamente en Manila, el capital de este país. Manila se conoce para la ciudad grande donde hay muchos de los edificios, los coches y también, millones de personas. Mi familia vivía en un barrio fuera de Manila se llama Tondo. Este barrio, comoquiera, está conocido para los pobres, la venta de drogas y las pandillas. Por su puesto, cuando era niña, me dijeron para permanecer cerca de la casa a mis parientes. No me importaba porque mis tíos y sus niños vivieron al otro lado de mi casa. Además, mis primos y yo jugábamos mucho. Cuando era niña, me gustaba jugar al escondite, saltar de ropa y jugar con las muñecas. Mis primos eran mis amigos mayores. Crecíamos juntos y estaba bien porque siempre hubo alguna persona para jugar conmigo.
Una persona de gran importancia es mi abuelita. Cuando tenía un año, mi madre nos dejó para vivir en los Estados Unidos y ella trabajaba mucho para ganar más dinero para su familia. Por eso, mi abuelita me crecía. Mi padre nunca podría castigarme porque mi abuela no le podría. Cuando mi padre, mi hermana y yo veníamos a los Estados Unidos, me sentía muy triste y enojada al mismo tiempo porque mi abuelita no estaba allí y no conocía a mi madre. Como les dije en clase, yo era un matón. Yo pienso que era un matón porque nadie me entendía.
Cuando era adolescente, mis padres y yo nos peleábamos mucho. Yo era muy traviesa. Yo pensaba que podría hacer lo que quería y nadie podría decirme “No!” Ahora, mis padres y yo siempre nos llevábamos bien. Muchas cosas han cambiado – mis características psicológicas y físicas. Yo llevo el pelo largo, diferente del mi niñez cuando llevaba el pelo muy corto. No tengo un foto para nos puedo enseñar porque la mayoría de los fotos de mi niñez están en las Filipinas.
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